Diferencia entre revisiones de «QR 1. Plaza de san Bartolomé»

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El actual aspecto de la plaza de san Bartolomé es resultado del sitio de las tropas carlistas del general Cabrera sobre Benicarló a finales de enero de 1838. Benicarló había tomado partido por los principios liberales y monárquicos representados por Isabel II. En previsión de posibles asaltos durante aquella Primera Guerra Carlista (1833 – 1840), la villa comenzó a fortificarse en 1834. El principal baluarte de la resistencia se situó en la iglesia de san Bartolomé y se demolieron todos los edificios cercanos para mantener espacios abiertos a su alrededor, lo que permitió agrandar el espacio de la plaza, que a partir de 1850 pasó a denominarse de san Bartolomé, el actual patrón de la ciudad. Los incendios y bombardeos de la artillería carlista hicieron el resto. Todo ello obligó a remodelar la entonces llamada plaza de la Iglesia y el resultado es el actual trazado urbanístico, encargado al celador de caminos Melchor Martí en 1841.
 
El actual aspecto de la plaza de san Bartolomé es resultado del sitio de las tropas carlistas del general Cabrera sobre Benicarló a finales de enero de 1838. Benicarló había tomado partido por los principios liberales y monárquicos representados por Isabel II. En previsión de posibles asaltos durante aquella Primera Guerra Carlista (1833 – 1840), la villa comenzó a fortificarse en 1834. El principal baluarte de la resistencia se situó en la iglesia de san Bartolomé y se demolieron todos los edificios cercanos para mantener espacios abiertos a su alrededor, lo que permitió agrandar el espacio de la plaza, que a partir de 1850 pasó a denominarse de san Bartolomé, el actual patrón de la ciudad. Los incendios y bombardeos de la artillería carlista hicieron el resto. Todo ello obligó a remodelar la entonces llamada plaza de la Iglesia y el resultado es el actual trazado urbanístico, encargado al celador de caminos Melchor Martí en 1841.
   
''La iglesia de san Bartolomé'', de estilo barroco, fue construída entre 1724 y 1743 para sustituir el anterior templo, que aparece ya nombrado en la carta puebla de Benicarló de 1236, y del cual solo se conservan parte de los murs. En honor de este santo, patrón de carniceros, curtidores, peleteros y encuadernadores, se celebran las fiestas patronales de agosto desde 1523. El templo, que en el siglo XVI había acogido hasta 18 clérigos y era rico en ornamentos, sufrió serios destrozos durante la Primera Guerra Carlista, sobretodo en la cubierta y los muros laterales, tanto por la instalación de guarniciones militares en su interior como por el fuego de la artillería del general Cabrera, conocido por la dureza de sus asaltos sobre esta comarca com el Tigre del Maestrazgo.
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'''La iglesia de san Bartolomé''', de estilo barroco, fue construída entre 1724 y 1743 para sustituir el anterior templo, que aparece ya nombrado en la carta puebla de Benicarló de 1236, y del cual solo se conservan parte de los murs. En honor de este santo, patrón de carniceros, curtidores, peleteros y encuadernadores, se celebran las fiestas patronales de agosto desde 1523. El templo, que en el siglo XVI había acogido hasta 18 clérigos y era rico en ornamentos, sufrió serios destrozos durante la Primera Guerra Carlista, sobretodo en la cubierta y los muros laterales, tanto por la instalación de guarniciones militares en su interior como por el fuego de la artillería del general Cabrera, conocido por la dureza de sus asaltos sobre esta comarca com el Tigre del Maestrazgo.
   
 
Más tarde, durante la Guerra Civil (1936 – 1939) también sufrieron daños irreparables altares, imágenes, cuadros y mobiliario interior. La imagen del santo que ocupa la hornacina principal de la fachada del templo parroquial no es la original, ya que ésta y las de los santos Abdón y Senén que estaban ubicadas en las columnas exteriores, fueron destruídas durante la guerra.
 
Más tarde, durante la Guerra Civil (1936 – 1939) también sufrieron daños irreparables altares, imágenes, cuadros y mobiliario interior. La imagen del santo que ocupa la hornacina principal de la fachada del templo parroquial no es la original, ya que ésta y las de los santos Abdón y Senén que estaban ubicadas en las columnas exteriores, fueron destruídas durante la guerra.

Revisión del 09:54 14 jun 2016

Historia

El actual aspecto de la plaza de san Bartolomé es resultado del sitio de las tropas carlistas del general Cabrera sobre Benicarló a finales de enero de 1838. Benicarló había tomado partido por los principios liberales y monárquicos representados por Isabel II. En previsión de posibles asaltos durante aquella Primera Guerra Carlista (1833 – 1840), la villa comenzó a fortificarse en 1834. El principal baluarte de la resistencia se situó en la iglesia de san Bartolomé y se demolieron todos los edificios cercanos para mantener espacios abiertos a su alrededor, lo que permitió agrandar el espacio de la plaza, que a partir de 1850 pasó a denominarse de san Bartolomé, el actual patrón de la ciudad. Los incendios y bombardeos de la artillería carlista hicieron el resto. Todo ello obligó a remodelar la entonces llamada plaza de la Iglesia y el resultado es el actual trazado urbanístico, encargado al celador de caminos Melchor Martí en 1841.

La iglesia de san Bartolomé, de estilo barroco, fue construída entre 1724 y 1743 para sustituir el anterior templo, que aparece ya nombrado en la carta puebla de Benicarló de 1236, y del cual solo se conservan parte de los murs. En honor de este santo, patrón de carniceros, curtidores, peleteros y encuadernadores, se celebran las fiestas patronales de agosto desde 1523. El templo, que en el siglo XVI había acogido hasta 18 clérigos y era rico en ornamentos, sufrió serios destrozos durante la Primera Guerra Carlista, sobretodo en la cubierta y los muros laterales, tanto por la instalación de guarniciones militares en su interior como por el fuego de la artillería del general Cabrera, conocido por la dureza de sus asaltos sobre esta comarca com el Tigre del Maestrazgo.

Más tarde, durante la Guerra Civil (1936 – 1939) también sufrieron daños irreparables altares, imágenes, cuadros y mobiliario interior. La imagen del santo que ocupa la hornacina principal de la fachada del templo parroquial no es la original, ya que ésta y las de los santos Abdón y Senén que estaban ubicadas en las columnas exteriores, fueron destruídas durante la guerra.

Una de las restauraciones más espectaculares que se han realizado en el interior de la iglesia ha sido la de la cripta, donde se ha instalado una tapa elevadiza que permite la visita. Es un espacio reducido excavado en la roca, donde según el libro de difuntos, había enterrados 16 sacerdotes. Los entierros en la iglesia duraron hasta finales del siglo XIX i se llevaron a cabo en tres subterráneos llamados “vasos” o “carners” en catalán, donde según el registro había enterrados hasta 202 difuntos. Estos “vasos” sirvieron de refugio durante los bombardeos de las tropas franquistas durante la Guerra Civil.

La última restauración del templo parroquial fue en 2013, cuando acogió la exposición de arte religioso “Pulchra Magistri. L´esplendor del Maestrat”, promovida por la Fundació Llum de les Imatges. En el exterior se repararon las cubiertas y la cúpula central, y se limpiaron las fachadas; en el interior, se volvió a la decoración original, en la que predominaba el blanco, además de restaurar las conchas del crucero, las capillas laterales y el púlpito.

Alrededor del templo, en esta plaza se alzaron otros edificios de cierta importancia para la villa como la antigua cárcel, el colegio religioso de niñas de las Hermanas de la Consolación, hornos comunales y salinas o la antigua Casa de la Enseñanza. Ésta se situaba en la línea de fachadas que ocupa el bar Brasil (casa de Huby) hasta la entrada a la calle Mayor. En ella se ubicaron las escuelas de niños y niñas, la cátedra de latinidad y las estancias para los maestros y sus familias. El edificio fue demolida quan se comenzó a fortificar el templo a principios de la guerra carlista.

Bibliografía

Constante Lluch, Juan Luis. 1997. 'Benicarló, sus calles'. Ilmo. Ayuntamiento de Benicarló. ISBN 84-922082-1-X